jueves, 21 de febrero de 2013

BIOGRAFÍA DEL ESCRITOR

   Biografía  de  Diego A.O. 



     Diego A.O. se define ante todo como un ciudadano normal. Suele ver las noticias, tomar café, debatir de política, leer novelas, practicar deporte e incluso estar desempleado. Y como cualquier ser humano, posee algunos sueños y ambiciones que le gustaría hacer realidad. Uno de ellos es dedicarse a la escritura. Ha editado dos novelas con buena acogida crítica pero, muy a su pesar, de reducida extensión geográfica, como 2 ó 3 provincias o 9.000 campos de fútbol. Desarrolla la presente afición por las letras desde que estudiaba la sintaxis en el instituto. Ganó varios premios literarios de categoría local que le alentaron a soñar. Sin embargo, influido por esta insidiosa sociedad capitalista, decidió volcar sus esfuerzos académicos en estudios de ciencias empresariales. Acabados pero no amortizados. Actualmente, intenta reconducir su formación con el título universitario de Geografía e Historia, que será de gran ayuda si algún día goza de la oportunidad de poder desplegar por la península su pasión literaria.

     Asimismo ha desempeñado oficios de toda índole. Todos ellos pertenecientes a la base de la pirámide salarial (a la vez que los más importantes). Trabajos que van desde camarero a ferrallista le han servido para nutrirse de experiencias con las que consolidar de forma realista sus tramas argumentales y descriptivas.

      Para avanzar en el estudio de su persona cabe señalar que  Diego A.O. vio por vez primera este curioso mundo hacia 1.977. El lugar de nacimiento no tiene importancia, nadie se acuerda de su vida hasta los 3 años. Eso sí, la profunda impronta de la infancia se materializó en La Mancha, concretamente en un pueblo llamado Villarrobledo, aunque actualmente vive en Zamora. Se educó, por tanto, dentro de esta ambivalente sociedad hispánica; con los divergentes valores culturales que ello implica. Aún así, considera que ha conseguido desligarse de las encorsetadas reglas morales que nos inculcan a todos desde pequeños. Siempre ha intentado, por tanto, respetar una lista básica de principios que, entre otros, incluyen: la humildad, la solidaridad, la autocrítica y la felicidad. Al mismo tiempo, reconoce que no es capaz de cumplirlos al 100% debido al complejo equilibrio que suponen los mismos (pasar de bueno a tonto es cuestión de un segundo), aunque no cesa de intentarlo cada día. Y aunque conoce a muchas personas de muchísima más valía que él, se consuela con aquella frase que dice: “No ser de lo peor que hay es estar casi a nivel de un elogio”.

      Sus novelas se encuentran marcadas por las lacras sociales. No obstante, prefiere no considerarse como una persona “de izquierdas” aunque comparta el 90% de sus ideales. De acuerdo con ello, detesta la desigualdad social, la lobotomización mediática, la violencia, y crueles espectáculos como la tauromaquia. Todo ello influye en el carácter reivindicativo de sus relatos. Con esta faceta didáctica unida a un ingenioso sentido del humor intenta atraerse a un mínimo de lectores que le permitan vivir de este oficio. Desgraciadamente, cree que la Literatura tal y como la hemos conocido está tocada de muerte, y que nos encaminamos hacia un mundo en el que escribirán las editoriales, y no los escritores; a la vez que los lectores leerán lo que se vende, y no lo que se escribe.